domingo, 16 de septiembre de 2012

Treking a Isla Reunión,



Como de fondo, como ruido sonoro, surca el cielo de África un bolero, aterriza en esta perla del Índico, la gloria eres tú. Recorre el circo de Salazie, el de Mafate, el circo de Cilaos. Susurra la gloria eres tú y las barbas de San Antón ondean en sus ramas, dan fe de este aire tan puro. Los helechos superan nuestra altura y los bambúes son troncos que rodear con los brazos bien abiertos. Magnolios, tamarindos alfrombran los caminos, no ya de pétalos, de flores enteras cuyo peso no es capaz de desafiar la ley de la gravedad.
Surcan la isla ríos subterráneos de lava, eternamente incandescentes, sucumben en ellos las pasiones más mediocres, templan la tierra, izan brumas, ganan terreno a ese mar océano que la rodea.
A la luz breve, de un limón encendido de atardeceres, por entre dos frentes, a pulmón lleno, a pulmón quedo, canta la gloria eres, fuiste, tú.
No te dejes engañar por las cotas de relativa poca altitud, la máxima 3.069m del Piton de las Neiges, pues junto a sus grandes depresiones, sus profundos barrancos, te sitúan en niveles acumulados, jornada tras jornada, en ascensiones y descensos de auténtico vértigo. No, no te dejes engañar. Si crees estar preparado para un trekking duro, pruébate aquí, en Reunión.



 Reunión una isla de tierra y fuego.
Parece un continente en si misma inmersa en el océano Indico y relativamente próxima a Madagascar, y no solo por su aislamiento sino por la variedad de plantas y paisajes endémicos que nos podemos encontrar. Paraiso del trekking y sobre todo del barranquismo.


























































lunes, 10 de septiembre de 2012

Patagonia Express

Jugamos con el título de este viaje, Patagonia express, Patagonia estrés, ... Lo cierto, es que este último no hizo aparición en ningún momento, a pesar de los miles de kilómetros recorridos, de otros cientos con la casa a cuestas, ese apéndice o extensión de nosotros mismos que resultaron ser nuestras mochilas, de los muchos aeropuertos, taxis, autobuses, pasos fronterizos, encuentros y desencuentros. También es cierto que no es plagio del título homónimo del escritor Luis Sepúlveda, pues el tren no se nos cruzó en nuestro camino. Patagonia Express fue fruto del empeño por mostrar, conquistar, sin patentes de corso, el sueño de compartir con nuestros amigos, lo que probablemente sea la región más bella del planeta.
Así comenzamos a narrar este bitácora que dio en llamarse Patagonia Express.
Días 1 y 2.- Miércoles 8 y Jueves 9 de Diciembre del 2010
No, no se trata de una falsa toma de la película ‘’Con la muerte en los talones’’, son los alrededores del Aeroparque Jorge Newbery, al que llegamos después de atravesar los 45 km de la ciudad de Buenos Aires que le separan del aeropuerto internacional Ezeiza, más los casi 10.000 km de Atlántico y unos poquitos kilómetros más de tierra que nos separan ya de Madrid. Allí tomamos el vuelo que nos llevaría a El Calafate. La espera la paseamos por la Zona Portuaria, a orillas del Río de la Plata, entre bostezos, aterrizajes y despegues a ras de azoteas y sabrosos choripanes.
                                      
Día 3.- Viernes 10 de Diciembre del 2010
Por fin El Calafate, llegamos la noche anterior, cansados, con mucho frío, con esos atardeceres que se prolongan durante horas en los días cercanos al verano austral. Nos hospedamos por esta noche en el hostel Marcopolo Inn, un lugar agradable y muy económico a las afueras de la ciudad. Al llegar nos facilitaron preparar la primera toma de contacto con Patagonia, la visita al Perito Moreno, para este tercer día ya express.

Por la mañana, amenizando la espera del microbus en el hostel.
Allá vamos...
Primer paisaje a la entrada del parque
Foto de familia
Azul intenso
En el lago Argentino la altura del frente del glaciar alcanza los 60 metros
Susi, plusmarquista en saltos patagónicos

A la tarde, nos dirigimos a la estación de autobuses de El Calafate rumbo a El Chaltén, punto de partida para recorrer el Parque Nacional de los Glaciares. El camino no deja de sorprendernos, bordear primero el lago Argentino, atravesar pampa para bordear esta vez el lago Viedma, quedarnos boquiabiertos por las cercanas cumbres del parque y esa luz...


Día 4.- Sábado 11 de Diciembre del 2010
Hacemos la noche breve en El Chaltén, preparando las mochilas para los 3 siguientes días que pasaremos en el Parque Nacional de los Glaciares, tratando de reducir a la mínima expresión su contenido y, aunque no lo parezca, casi lo conseguimos. Nos ponemos de camino hacia el campamento Agostini. Allí montamos las tiendas, reponemos fuerzas y nos dirigimos a visitar la laguna del Torre y a remontar la morrena hasta llegar al lugar privilegiado que nos permita contemplar más de cerca el Cerro Torre.
Nos ponemos en camino, el primer repecho de subida parece no tener fin, será que nos pilló en frío.

Laguna del Torre,  su cerro al fondo
Inconfundible el Torre
En la morrena, lo más próximo que estuvimos

Día 5.- Domingo 12 de Diciembre del 2010
Amanece en el Agostini. El viento es un silbido ahogado en este bosque que protege el campamento, un tanto desierto de gentes comparado con el otro al que nos dirigimos, el campamento Poincenot.  El camino discurre entre ñires, a cada paso más numerosos y prietos, hasta convertir el sendero en un rastro de luz mínima, sólo abierto para salir al encuentro de las lagunas Madre e Hija, custodiadas por los montes Fizt Roy y Poincenot.
Laguna Hija
Los montes custodios

El campamento Poincenot
Repetimos la misma operación del día anterior, soltar lastre, montar las tiendas, reponer fuerzas y salir al encuentro de la Laguna de los Tres, aún cubierta por el hielo, y la Laguna Sucia, cuyo nombre no deja de sorprender, pues no representa en nada a su belleza.
Laguna de los Tres
Laguna Sucia
La Laguna Sucia, de a cada poco, va cambiando de aspecto, el viento desplaza por su superficie todo el continuo derribo de trocitos de hielo. Vemos detrás la espalda del mejor retablo natural, aquel que no pudimos visitar y probablemente, por el que volveremos, el Circo de los Altares, tratando de contener la gran Plataforma Continental de hielo.
Día 6.- Lunes 13 de Diciembre del 2010
Aturullados, magullados, hinchados, por ''el severo ataque de mosquitos'' (dixit Nicole) que sufrimos  por la noche en el campamento del Poincenot, partimos al Glaciar Piedras Blancas. Dicen que es un glaciar 'bajo' dentro del circo que domina el Fitz Roy. Se contempla desde un pequeño balcón natural, un mirador rodeado de ñires.
Hoy volvemos a El Chaltén, sólo nos separan unas 5 horas desde el Glaciar. El camino se hace ameno y hasta podemos decir que pasamos calor.
El Glaciar Piedras Blancas
Regreso a El Chaltén
A la entrada, se nos van ojos detrás de esas piezas de cordero que ya preparan en la leña, y esa tapia de roca, donde seguramente lo que brillan sean chapas. Primero una buena ducha, después calmar este apetito que nos devora.
La habitación del albergue, mangas por hombro
Después de muchos años, qué buen lugar para encontrarnos, nos frotamos los ojos, no vaya a ser un efecto Carpanta y... ¡¡ Jesús !! cómo te ha crecido el pelo. No podía ser de otra manera, cómo no encontrarnos en el medio donde nos conocimos, la montaña. Abandonamos a Carpanta cenando juntos.
Jesús y compañía vuelven de grabar una experiencia Extrema, con Nico, del mismo Circo de los Altares...¡ay! cómo se nos pusieron los dientes, no sólo por el cordero...
Simpático encuentro
Susi y Nico

Día 7.- Martes 14 de Diciembre del 2010
Regresamos a El Calafate. Desde allí debemos tomar el autobús que nos lleve a Puerto Natales, pues no hay conexión desde El Chaltén. Llegamos pronto, a la tarde, a encontrar un lugar donde descansar, realizar coladas por aquello de ''si la ropa no luce más blanca...al menos que huela mejor'', revisar el material y preparar el recorrido de los siguientes días. Llegamos a tiempo de deambular por un Calafate que ha crecido en miles de personas por año.
Día 8.- Miércoles 15 de Diciembre del 2010
Día del tomate invasor, del tomate transgresor, del tomate traidor, del tomate políticamente incorrecto, del tomate que no pudo optar a refugiado político en territorio chileno. ¡Lo sabíamos! Sabíamos que no podíamos cruzar con ningún alimento la frontera, que pocos kilómetros antes de llegar a Río Turbio debíamos engullir todo aquello comestible que llevásemos encima. 
El tomate en un acto de valentía se escabulló entre el equipaje de mano, y allí mismo, en el paso fronterizo que debimos penar, justo a la salida de Río Turbio, le dieron caza. Pobre tomate, no entendió una palabra, ni  el uso de aquel lenguaje, ni el tono, ni los artículos penales, ni las acusaciones, ni las sanciones, ni el veredicto final, sólo supo ponerse más y más colorado. También nosotros. Finalmente lo requisaron. Nos permitieron atravesar la frontera sin él.
Aún hoy desconocemos cómo se las ingenian, en la frontera, para intervenir, censurar, bloquear, oprimir, ese constante tráfico aéreo, terrestre, de insectos, aves, demás animalillos y pólenes, altamente contaminantes, peligrosísimos para la pureza nacional.
Llegamos a Puerto Natales, nos alojamos, por infortunio, en la guarida de un claro pinochetista con falsos alardes de progre. Imposible respirar ahí. Dejamos preparadas las mochilas para el recorrido que realizaríamos los días siguientes y, con las primeras luces de las calles ya encendidas, salimos a respirar.
Por Puerto Natales pasea un viento denso, húmedo, frío. Los cisnes negros mecen sus cuerpos a su merced en este espeso mar. El puerto, a esas horas, un desierto gélido de hormigón. Los últimos rayos de sol, el recuerdo.

Día 9.- Jueves 16 de Diciembre del 2010
Salimos temprano, abandonamos sin rechistar la guarida y sin perder tiempo nos presentamos en la estación de autobuses llevan a la entrada del Parque Nacional Torres del Paine. El recorrido, de unos 120 km, no nos deja indiferentes. Una vez, dentro del parque, y realizados los trámites de la entrada por Laguna Amarga, nos dirijimos al campamento Torres, a unos 7 km, a preparar el campamento. El cielo se está cubriendo, y antes de perder de vista las Torres del Paine, nos ponemos de camino, muchísimo más ligeros, hacia el campamento Chileno del que nos separan 2 horas. Allí haremos un alto para tomar el almuerzo. 
El refugio y alrededores, están, a pesar del frío que va arreciando, petados de gentes y caballos, pero aún así, qué bien sienta poder entrar a su interior, a recuperar la temperatura corporal perdida, a descalzarse un rato, con un chocolate bien caliente. Y allí estaba, quitándose las botas,  ¡¡ Diega, hombre, que haces tu aquí llenando esto de gente !! Vamos, que después de este encuentro, nos hacemos juntitos el camino de las Torres.
Así pudimos ver las Torres, casi cubiertas, mientras el viento sacudía copos mínimos de nieve.
Salto Patagónico en las Torres.

Día 10.- Viernes 17 de Diciembre del 2010
Esto sólo pasa aquí. De una noche que se cerró tan fría, amanece un buen día de sol. Levantamos el campamento a la mayor velocidad que pudimos, la jornada se presentaba larga, qué digo larga, larguísima. Nos propusimos salir hacia el campamento Serón, 9 km de sendero sin pérdidas, comer allí, y recorrer los siguientes 19 km hacia el Dickson, y vaya que lo hicimos. 
El recorrido bordea el parque, ondulándose por bosques cerrados de notros, ciruelillos y diminutas orquídeas. La vista del Dickson desde los últimos tramos del camino, es la misma visión del paraiso, la recompensa absoluta a una jornada tan dura.
Llegamos con el tiempo justo de montar las tiendas, estirar un poco estos miembros que casi no sentimos, asearnos brevemente, y ponernos a salvo del frío que vuelve a caer como una losa, mientras tomamos la cena en el refugio, prácticamente vacío.

Día 11.- Sábado 18 de Diciembre del 2010
El viento arrecia en el Dickson. Salimos hacia el campamento de Los Perros, hoy será una jornada más tranquila, sólo nos separan 9 km de intenso placer recorriendo este bosque primario donde habitan aún los huemules. El camino por momentos es una yincana de sortear lodos, raices de gigantescos árboles emergiendo, laderas que se derrumban por tanta humedad como rezuma el suelo y los apremiantes mosquitos.
Impresionante tronco
Susi culminando un venteado salto
El camino por el bosque sólo es interrumpido por este paso abrupto que abre el glaciar Los Perros, bordeando su lago se interna nuevamente en él, y allí, escondido, se encuentra el campamento que comparte con el glaciar el mismo nombre. Bosque animado, bosque que sentimos fabuloso. No sabemos qué habrá sido de esos árboles inmensos, de los huemules, de los pájaros, sus insectos, aquello que se nos antojaron ninfas, de los animales que no vimos e inventamos. Hace sólo un año atrás este mismo bosque ardía. Sólo un año antes del desastre lo vivíamos, siendo aún más y más conscientes de que se trataba de los pocos lugares en el mundo que aún podrían mantenerse, relativamente lejos, relativamente a salvo, del azote humano.
Lo entendimos mucho mejor al calor de esta estufa improvisada, de esta choza tan peculiar y plural, multicultural, este hogar provisional que nos brindó el encuentro, el afortunado y dichoso encuentro, con Óscar Guineo y John Gardner. 
En algún lugar de nuestro consciente grabamos la idea de que sólo las grandes aventuras, las sublimes epopeyas, sucedieron hace muchos años, que pertenecen a otra época, que las personas que las realizaron ya no están con nosotros, que pertenecen de vida y obra al pasado. Tan poca fe en nuestro presente, o tal vez tan inadvertido...El caso es que, y según se mire, por fortuna la historia de Patagonia empieza a contar en tiempos recientes, probablemente este hecho nos brindó el privilegio de conocer a estas dos extraordinarias personas, que han contribuido a escribir la historia de Patagonia abriendo huella, que han hecho posible el que nosotros podamos estar aquí y continuar el camino hacia el glaciar Grey. Ojala consiguieran encontrar la ruta, esa que soñaban, hacia la que partían como humildes expedicionarios, poder alejar la infamia más amarga del paso por el bosque.
La imprescindible y bienquerida estufa

La dureza haciendo mella en nuestras caras
Día 12.- Domingo 19 de Diciembre del 2010
Felices de superar esa breve noche de temores manifiestos, de sacos empapados, de vientos imparables y lluvia sin descanso, abandonamos el campamento rumbo al Campamento Grey, a través del paso John Gardner, (para nosotros ahora, conociendo esta hermosa historia, paso de John Gardner y Oscar Guineo, tanto monta). Por instantes pequeños, el sol se congració y mostró su mejor cara, por momentos menudos el viento llegó a favor y nos facilitó la subida al paso, también nos visitó la nieve y dejó nuestras mejores galas escarchadas, blanquecinas.
La fortuna me mima protegida por John y Óscar.
Los amigos o de cómo culminar el paso un día que prometió ser intenso e incierto
El recorrido desde el paso al Campamento del Grey es un laberinto que discurre en parte por la morrena lateral del glaciar y en parte internándose en el bosque. Desciende en grandes y desiguales escalones, tallados de tanto tránsito. Atravesamos profundos desagües, destrepando  y volviendo a trepar por escalas que ya no son de madera. Las de antes, también se encuentran allí, abandonadas.
Privilegios de balcones mirando el glaciar
Descansos de capricho
Las escalas de hoy

La jornada de veinte y tantos km finaliza en el Campamento Grey. Antes, hace no muchos años, era una cabaña modesta, más bien pequeña y sin apenas gente. Ahora la cabaña ha crecido y a las orillas del lago, donde avanza el glaciar, se ha establecido un gran campamento, con duchas de agua caliente, de las que podemos dar cuenta, y mesas de pic-nic. Los turist con troller ya llegan hasta aquí.
El frente del Grey





Día 13.- Lunes 20 de Diciembre del 2010
Llueve sin descanso. Las nubes se han acomodado, no hay nada que las desplace. Los 11 km que nos separan del Pehoé, se vuelven una tarea dura, interminable. Apenas podemos disfrutar del recorrido, el agua nos obliga a agachar la cabeza. Llegamos empapados, calados, a pesar de nuestros pantalones y chaquetas, indignados por ese mamotreto que han construido dentro del parque y que ahora llaman Hotel. Donde, clara y rotundamente, se dan tratos de primeras y segundas clases, donde los principios de prestar refugio desaparecen si mostrar la pasta no va por delante. El antiguo refugio del Pehoé conforma ahora la guardería de ese área del parque, más dispuesta a resolver contiendas entre gentes de montañas y responsables de hoteles, que a intervenir, tratar de impedir que los desalmados, que ya vimos como auténticas plagas, campando a sus anchas, no  destrocen este parque.
Había que decidir si continuar hasta el refugio de los Cuernos y terminar el circuito, o abandonar desde allí mismo el parque. La salud de Lola está muy tocada con esta jornada de lluvia, el tiempo se mantendrá así los próximos días. A nuestro pesar, mejor marchamos. La salida del parque desde el Pehoé se puede realizar en barco. El lago Pehoé, parece hoy un mar negro y embravecido. Nos despedimos sin poder dar testimonio de los Cuernos. 
                                      
Llegamos a Puerto Natales, por suerte para nosotros, en la guarida no nos pueden dar cobijo, alegres encontramos refugio en el templo culto a la Navidad estilo andino, los renos son huemules que mueven el cornamento a ritmo de villancico. Cenar muy bien, dormir sobre un colchón, desayunar mejor...en definitiva, reponer los cuerpos, nos ha sentado muy bien.

Día 14.- Martes 21 de Diciembre del 2010
Nos vamos más al sur, a Punta Arenas. El autobús recorre durante 5 horas las extensiones de pampa, apenas vemos árboles en el camino. El viento es violento, sacude el autobús como un cascarón. Punta Arenas es una ciudad franca y su puerto gigantesco. Sus 53º de latitud sur aseguran un frío intenso. Allí adecentamos la colada, nos reparamos un poquito más, saboreamos buen café y disfrutamos de los atardeceres largos, de esa luz otra vez.

Día 15.- Miércoles 22 de Diciembre del 2010
Madrugón para visitar la isla Magdalena, una enorme reserva de Pingüinos Magallánicos y Cormoranes. A la vuelta visitamos la zona franca del puerto, espeluznantes centros donde se vende de todo, abundan las licorerías, los tabacos y los equipos electrónicos. Un espanto. 
A la última hora de la tarde cenamos, recogemos las mochilas, y nos encaminamos al aeropuerto. El avión sale de Punta Arenas la madrugada del día siguiente, demasiado temprano, así que esa noche, que no terminará de ser noche, la dormitamos en el aeropuerto, ya sabemos cómo hacernos hueco y tendernos sin vergüenzas. 
Zzzz

Día 16.- Jueves 23 de Diciembre del 2010
Volamos a Balmaceda, el único aeropuerto cercano a Coyhaique población que servirá de base para recorrer los parajes de la carretera austral. Nos instalamos en el albergue 'La Salamandra', un lugar con más que encanto, adentrado en el bosque, al margen de la ciudad. Esa misma tarde tenemos tiempo para informarnos, preparar las actividades de los próximos días, abastecernos de comida y pasear por los alrededores.
Sarita probando las instalaciones junto a la estufa

Día 17.- Viernes 24 de Diciembre del 2010
El día de las lluvias torrenciales en el Parque Nacional del Queulat. Eso nos pareció al partir, que tal vez nos sorprendería la lluvia, las nubes continúan bajas, pero de cuando en cuando asoma el sol y nos regala sonrisas invertidas en technicolor. Adentrarse en la carretera Austral es descubrir otro  mundo, parecido y aún así distinto a lo que ya hemos visto. La naturaleza es su dueña absoluta. Decir carretera es eufemismo, ni asfalto ni ripio, es pista de tierra o lo que de ella vaya quedando, y es austral sí, dominan los ventisqueros que aquí son casi siempre colgantes, montañas abruptas e inmensos bosques.
Lo intentamos a pesar de la lluvia, recorrimos todo lo veloces que pudimos el sendero empinado del parque Queulat, ese mismo que lleva al mirador del Ventisquero Colgante. No lo conseguimos. El camino primero albergaba un pequeño arroyuelo que sortear por sus costados, después un señor arroyo con profundas charcas, que a duras trepadas podíamos sortear, minutos después alcanzaba categoría de río, y hubo que abandonar. No podríamos ver nada. Toda la ropa estaba ya calada. Sólo nos quedaba regresar con las orejas un poco gachas pero contentos una vez más por haber disfrutado de aquel parque.
Llegaron toses y fiebres a la hora en que se cenan las nochebuenas, pudimos disfrutar de una exquisita cena casera, de manos de los mejores cheff Susi y Sara.
Un regalo
La cena

Día 18.- Sábado 25 de Diciembre fun fun fun
Aquí también tienen esas costumbres, no se trabaja, no hay trasportes, día de asueto....pues a respetar los festivos. Nos queda sanar el afectado maleolo, los dolores de oidos, bajar las fiebres, pasear un ratillo, eso sí es lícito.


Día 19.- Domingo 26 de Diciembre del 2010
Hoy sí, cámaras y acción, nos vamos a recorrer otro tramo de la carretera Austral, esta vez hacia el sur. Iremos a Puerto Tranquilo, a conocer las Catedrales de Mármol y de camino, a tomar nota de tanto y tanto que hay que descubrir por allí como para volver. Son nada despreciables 4 horas de ida, dejando primero a un lado el P.N. Río Simpson, atravesando de lleno el P.N. Cerro Castillo, bordeando kilómetros y kilómetros de lago, un auténtico mar interior, llamado Buenos Aires en   territorio argentino y General Carrera en el lado chileno. Puerto Tranquilo es tal cual su nombre indica y además hermoso. Embarcamos en la lancha con la que navegaríamos el lago hasta dar con las Catedrales de Mármol. Magia en estado puro. Las olas de sobresalto.
De jugar con el viento
De entender del mundo al revés y no al derecho
Capilla de la Catedral 
Los retablos 
La ínsula de Barataria 

Las flores bolitas de velcro, siempre dispuestas a viajar prendidas en nuestros pantalones


Día 20.- Lunes 27 de Diciembre del 2010
Con pena dejamos Coyhaique. Claro que podríamos quedarnos aquí el resto de los días, pero merece otro viaje y éste continúa. Subimos hacia Puerto Montt, ya en plena civilización, el trayecto en avión se hace corto. Sobrevuela la Cordillera, decimos adiós a los glaciares, a los grandes ríos, a los lagos, los profundos fiordos, el viento, la pampa, los bosques de lengas, ñires y notros.
A la tarde Puerto Montt se convierte en una ciudad más, igual que el resto de las grandes ciudades, con largas zonas comerciales y mucho tráfico. Nos alojamos cerca de la estación de autobuses, lugar estratégico para organizar las próximas actividades. Pudimos sacudirnos el frío, en un clima que se sabe más templado.


Día 21.- Martes 28 de Diciembre del 2010
El P.N. del Alerce Andino es reserva de la Biosfera de los bosques templados. Tiene ejemplares de alerces bimilenarios, estos impresionantes y hermosos árboles pueden llegar alcanzar los 50m de altura, divisar sus copas no es tarea fácil, ni tumbado boca arriba se adivinan. Los distintos recorridos están señalizados, con el fin de preservar el bosque, pero aún así resulta fácil perderse. La temperatura ha subido tan bruscamente, que nos cuesta acostumbrarnos a estos calores con sudores. Qué bien que podemos decir eso de a quién buen árbol se arrima...
Menos mal que por la noche refresca. Salir a cenar sin demasiado hambre es un problema en esta tierra, ya sea por las guarniciones a lo pobre, o por las salsas de mantequilla uno no sabe donde esconderse cuando se sacía del todo y aún queda la mitad del plato lleno y la otra mitad, con gran disfrute, vacía. Así son de generosas las raciones, aquí teníamos que haber llegado al estilo Carpanta. Sucedió, cómo no, la noche de los inocentes...


Día 22.- Miércoles 29 de Diciembre del 2010
Cruzamos el charco a la isla grande de Chiloé. Un día de paseo, sin montañas, qué raro. Un día para descubrir la arquitectura de la isla, sus paisajes costeros, uno de los centros más turísticos de todo Chile. Sus casas han sido construidas a base de alerce andino, práctica ya prohibida, y coloreadas a capricho sorteando así los muchos días grises que transcurren por ella. Entre palafitos, antiguos fuertes, pescados y mariscos, grandes bahías discurre el día. El anochecer nos sorprende de vuelta en el ferry.

Recreación del ocaso
Día 23.- Jueves 30 de Diciembre del 2010
Atravesamos la cordillera camino a Bariloche. Nuevamente tendremos que cruzar la frontera, pero esta vez en sentido contrario. Nos aseguramos ir desprovistos de comida, no quisimos repetir otra escena como la ya padecida. Así que la frontera la pasamos sin pena ni gloria, no sin soportar largas colas para sellar los pasaportes. Se mueve demasiada gente en estas fechas. Al llegar  a  Bariloche, buscamos alojamiento, un inmejorable bungalow a las afueras, cercano al lago Nahuel Huapi, A la tarde paseamos una y mil veces por ese paseo central llenito de chocolaterías. Nos costó elegir.
Bariloche tiene actividad continua, en invierno nieve y en verano, parques y bosques que recorrer, el lago es como una inmensa playa interior. Qué calor.


Día 24.- Viernes 31 de Diciembre del 2010
Salimos de excursión. Aprovechamos uno de esos huevos que suben al Cerro Catedral, pues nos aseguran que desde allí las vistas a la ciudad, al lago y al parque son espectaculares. Realmente lo son, sin embargo, no pudimos adentrarnos mucho en el bosque para disfrutar las vistas del otro lado del cerro, nos atacaron montones y montones de moscas, qué digo moscas, moscazas. Hubo que poner los pies en polvorosa e hicimos cambio de ruta. Así fue como descubrimos el Parque Nacional de Arrayanes, árboles de crecimiento muy lento, caprichosos en sus formas, de corteza sedosa, brillante. Seguro que por las noches, se empinan sobre sus raices y danzan dejando para el día siguiente nuevas formas.
La noche, vieja, muy vieja, repetida tantas veces.
Cerro Catedral
Nicole entre arrayanes
Día 25.- Sábado 1 de Enero del 2011
Los días, sin apenas darnos cuenta, se precipitan a través de esa angostura que produce la sensación del regreso. El horizonte del viaje cada vez está más cerca, y a pesar de que quedan días por delante, todos los pasos se encaminan al punto de partida. Regresamos a Puerto Montt, allí nos queda por aún por hacer. El camino de vuelta sólo se ve alterado, sí otra vez, por el paso fronterizo. Esta vez nos sorprenden con perros adiestrados. Nos obligan a permanecer de pie derecho, en fila impenitente, con nuestras pertenencias delante. Los perros van y vienen, olisquean, se suben encima de las mochilas, las babean. Sólo tememos no habernos lavado bien los dientes y que algún resquicio de comida albergado en algún diente nos delate.


Día 26.- Domingo 2 de Enero del 2011
Tenemos un día movidito por delante, primero recorrer Puerto Varas, una ciudad costera del lago Llanquihue, cercana a Puerto Montt, mucho más pequeña, discreta, floreada, preciosa. Ha amanecido gris, pero no deja de tener color. De allí nos dirigimos a los saltos del Petrohue, y de camino, divisamos el Osorno, al que más tarde nos encaminaremos. Del Lago de Todos los Santos nace el río Petrohue, se abre paso a saltos entre rocas de basalto, no deja de impresionarnos el color esmeralda del agua, su ímpetu, los remolinos, el estruendo, finalmente su salida mansa. A la hora de comer, doble ración de caprichos y despedidas, adios salmón, adios cordera.
Puerto Varas, un cuadro de Turner ausente de olas

Osorno, el volcán que dibujaría un niño, perfectamente cónico
Nada mejor para hacer la digestión que subir el volcán Osorno. A pesar de su altura, tiene nieve todo el año, mejor dicho, glaciares, tristemente famosos por los accidentes en sus grietas. Ascender por su ladera no es sencillo, cada paso te hace retroceder un poco, el terreno no es firme. Sin embargo resulta algo hipnótico avanzar sobre colores negros, rojos y amarillentos, de vez en cuando alguna mancha verde, fruto de la incipiente vegetación. En algún momento de la subida, sonaron todas las alarmas,  timbres de teléfono al unísono, avisos. Hay que descender rápido, se están produciendo movimientos sísmicos. En Temuco, población relativamente cercana, se ha producido un terremoto.
Con el susto en el cuerpo damos por terminado el día. Esta misma noche salimos para Santiago de Chile en bus.
Vegetación menuda 
 Al borde del Glaciar
 Pies para qué os quiero

Día 27.- Lunes 3 de Enero del 2011
Esto es lo peor, tener que recorrer 1.000 km en bus por falta de vuelos y es que no hemos encontrado mejor combinación para salir por Buenos Aires. Por suerte, más de la mitad del recorrido la haremos durmiendo, o dormitando, o como podamos. Prodigioso es poder ir adquiriendo nuestra postura erguida después de tantas horas hechos un cuatro. Llegamos a Santiago, probablemente a la hora de desayunar porque buscamos un café desesperadamente. Los trámites de alojarnos nos entretienen lo justo para poder dejarnos caer por el mercado a la hora del comer. El mercado es bien conocido, por locales y turistas. Sus puestos destacan por disponer del gran surtido de pesca y marisco nacional, y en su plaza central los restaurantes se disputan la clientela a voz en grito. El dónde y el qué de la carta resultan una difícil elección.
En el Mercado
Deambular, de andar, de caminar sin dirección determinada, de ello hicimos la tarde y es que aquí,  en esta ciudad, en esta enorme y dispersa ciudad sumergida entre colinas, no nos encontramos. No es nuestro sitio, vinimos, pero no. Estamos algo perdidos, totalmente confusos.


Día 27.- Martes 4 de Enero del 2011
Buenos Aires se encuentra a apenas dos horas de vuelo de Santiago de Chile. Llegan los adioses a las tierras chilenas, esta vez la frontera no ofrece ningún problema, ninguna resistencia. Nos vamos de una gran ciudad para sumergirnos en otra mucho más tremenda. Más inmensa. Desde el aire no se divisa Patagonia.
A la noche, Buenos Aires, sortea requiebros de tango. La Cumparsita no suena, su letra entera se masculla entre dientes a fin de evitar que salga a borbotones, como si de un himno vergonzante, aprendido en la infancia, se tratase. Deambulamos. Los pasos nos encaminan a los bifes, entrañas, milanesas, al buen vino. Solo nos queda un día express, mañana.

Día 28.- Miércoles 5 de Enero del 2011
Qué sobresalto, los reyes magos no bajan del techo, con una toalla en una mano y un cepillo de dientes en la otra ¿verdad? En la habitación irrumpió un tío que vino del mismo techo, bajó unas escaleras que hasta el momento habíamos ignorado, atravesó la habitación, salió por la puerta. No dejó ningún regalo. Qué sitio más raro o será que la cena fue contundente.
Salimos temprano, tenemos mucho que visitar, la Plaza de Mayo, la Casa Rosada, El barrio de la Boca, San Telmo, El barrio de Palermo, Avenida del 9 de Julio, su megalito, tantas y tantas cosas y todas con tanto express....De Buenos Aires, San Telmo es parada obligatoria y aunque ahora se sabe centro de explotación turística intensiva, no pierde encanto. 
San Telmo
A la tarde, a correr al aeropuerto. Por la noche sale el vuelo de regreso a Madrid. Desde las ventanillas vemos las luces de la ciudad, luego alejarse, después hacerse más y más pequeñas, y finalmente perderse. Sabemos que no hay luces sobre este vasto océano que ahora cruzamos. Algunos cuentan ya corderos, sólo queda dormir a pata suelta y tal vez saborear éste express si se nos cuela en el sueño.


Día 29.- Jueves 6 de Enero del 2011
Pisamos tierra.

Fin de línea.
Salto.