domingo, 15 de abril de 2018

Esquí de travesía a La Bola del Mundo (Guarramillas)


La Bola del Mundo de color de rosa

Parecía un día más, otra de tantas veces que habíamos subido a La Bola del Mundo, un día mediocre dentro de la mediocridad que nos inunda últimamente, lleno de turistas en zapatillas deportivas.
 El mediocre sabe que lo es porque ser mediocre es una decisión personal, mediocre es peor que lo bueno, pero también es peor que lo malo, porque la mediocridad no es un grado que pueda mejorar o empeorar, es una actitud. El  comentario más socorrido del mediocre es ¡esto no lo veo claro!, y se basa en una esperanza doble: que todo el mundo lo olvide si la idea llega a buen puerto y que todo el mundo lo recuerde si la idea naufraga. La  mediocridad no consiste en pensar que nadie es imprescindible (se puede prescindir de David Bowie, claro) sino en pensar que todo el mundo es reemplazable (que me busquen otro David Bowie).

Todo mediocre cree haber descubierto lo que es poder: poder es poder hacer sufrir.

Pero siempre la montaña te tiene reservada una sorpresa, el cielo cambió y se llenó de luces y sombras y  volvió a reconciliarnos con el mundo, otra vez.

Vivir sin leer es peligroso, te obliga a creer en lo que te cuentan (Mafalda)