martes, 7 de mayo de 2019

Escalada Espiel (Espolón Torrico)






ESPOLÓN TORRICO (V)
Aproximación:
Coger el primer camino de subida hacia el espigón izquierdo que parte desde las
“Tendillas” o explanada horizontal que hay justo en frente de las paredes de clásica. El
camino da un quiebro importante a derechas y sin desviarnos continuamos.
Visualizaremos a la izquierda la línea de hitos en ascensión que sube hacia la zona de las
Viras, el Belén y otras vías. Avanzamos sin dejar el camino. El camino empeora un poco y
se estrecha hasta convertirse en sendero. En pocos metros y marcado por hitos sale
hacia la izquierda el sendero que conduce a la canal de desagüe de la “V”. Ascendemos
este sendero por una zona de rocas. Justo cuando salimos de esta trepada ir girando
hacia la izquierda. Ya vemos la base del espolón. Unos hitos marcan las diferentes
entradas al espolón. Si hacemos la entrada clásica iremos hacia dos hitos justo en la base
y delante de varios árboles. Si entramos por la variante II o por el gran diedro hemos de
subir 20 metros por la pequeña pedrera que está al lado del espolón y un gran hito
situado justo enfrente marca la ruta hacia la entrada. Existen varias entradas a vía.
Todas ellas acaban en la reunión de L1.
L1:
Variante I (clásica).
Unos metros detrás de los hitos que marcan la entrada y un poco desviada hacia
la izquierda del espolón vemos una pequeña fisura con un hierro clavado que nos marca
esta entrada. No es un clavo por lo que la única posibilidad de usarlo es con un nudo de
alondra. No obstante un poco más arriba podemos proteger el paso. La entrada es
relativamente vertical y nos conduce hacia un pequeño árbol. En las inmediaciones de
este hay un clavo. Después, ascenso por un terreno fácil donde debemos aprovechar las
posibilidades de la placa para asegurar. La vía se dirige hacia una fisura en pequeño
diedro. Ascendemos por ella pero nos salimos hacia la derecha antes de finalizarla.
Volvemos a estar en placa pero con suficientes presas como para ascender con
comodidad hasta unos bloques de piedra donde montamos la primera reunión ayudados
de un parabolt y un clavo.
Variante II, (La que nosotros hicimos).
Más fácil que la anterior pero con paso tonto a mitad de la canal. Parte desde el lado derecho del espolón conforme lo
miramos desde abajo. Dos metros o tres hacia la derecha de esta entrada hay otra menos
directa con un clavo viejo ( que nosotros no vimos) que se ve desde abajo.
Una vez vemos el hito mencionado en la aproximación, la entrada está guardada
por un gran acebuche que bajo una de sus ramas deja un hueco por el que nos colaremos
fácilmente para comenzar la vía. Ya desde el acebuche se ve perfectamente el diedro.
Una vez hemos ascendido dos o tres metros nos vamos desviando hacia la izquierda
hasta ver unos bloques muy cerca del espolón que facilitan la escalada y las
posibilidades de aseguramiento hasta llegar a la reunión.
Variante gran diedro.

Igual que el anterior pero una vez entramos en el diedro no lo abandonamos y
escalamos de forma directa hacia arriba. Al llegar al segundo largo constituye en sí una
vía diferente (ver “Diedro Pedro Reyes”).

L2: Seguimos el espolón ligeramente por la izquierda buscando una pequeña
repisa inclinada en la base de una pequeña placa. En dicha placa veremos dos clavos
viejos que nos protegerán el paso. A partir de aquí, seguir el espolón por un sistema de
pequeñas fisuras e irregularidades. Encontramos dos clavos por el camino. Llegamos a
una repisa cómoda donde vemos un spit en un seguro bloque de caliza donde es
frecuente encontrar cordinos rodeándolo. Esta es la reunión del segundo largo.
Valoraremos la posibilidad de seguir a la enorme repisa que se adivina unos metros por
encima de nosotros. Sin embargo el rozamiento de las cuerdas hace aconsejable montar
aquí la reunión.
L3: Rodear el pequeño gendarme por cualquiera de los lados y ascender por
terreno fácil hacia la gran repisa. Recorremos la repisa buscando de nuevo el espolón
enfrente de nosotros. Una vez aquí y para evitar el rozamiento conviene ascender unos
metros más por el lado izquierdo. Muy cerca de la base del sistema de fisuras y diedros
que aparecen ante nosotros y a unos dos o tres metros debajo de una higuera se
encuentra la tercera reunión fácilmente identificable por dos parabolts y un clavo por
encima de estos.
L4: Largo muy alpino donde disfrutaremos recorriendo las perfectas líneas de
fisuras y diedros que de forma vertical se superponen encima. Existe un clavo en cada
uno de los dos diedros grandes. No obstante el terreno es perfecto para proteger bien
sea con fisureros (grandes) o mejor aún con friends (se puede usar aquí desde el 1 al 3
incluido). Apenas tres o cuatro metros encima del último clavo encontramos la repisa
que es común a más de 5 vías de escalada por lo que no nos faltarán posibilidades de
todo tipo para montar reunión (varios parabolts, spits, chupetes...).
Se puede abandonar desde aquí. El rapel necesita un fraccionamiento y cae hacia
la derecha conforme miramos hacia arriba.
Para ascender podemos trepar justo de frente hacia arriba con cuidado y sin
desencordarnos o bien, si no está ocupada, podemos utilizar la línea de chapas que
ligeramente hacia la izquierda viene de la vía de deportiva “San José se pasó a la
deportiva”.
Descenso: desde cumbre se hace por la vereda que parte del final de la vía “San
José...” (buscar la primera flecha de pintura) o por el rapel que hay instalado en la “V”.
En este último las primeras chapas que vemos no son el rapel sino los anclajes que
usaremos para buscar y colocarnos con seguridad en dicho rapel.





Siempre es como un ritual, estamos a pie de vía, nos colocamos el material, lo ordenamos en nuestros arneses, cada uno tiene su método, cada uno se hace su nudo (es muy raro que un escalador aproveche el nudo de otro). Ya estamos atados, escondemos los miedos, unos fuman, casi todos van a orinar, otros ríen, pero todos atentos. ¡Comienza el espectáculo!.



Arriba Luis comienza entrando en la canal, fácil pero hay que colocarse bien, sobretodo para salir de esta hacia la izquierda. Después del giro, vemos a Luis llegando por un diedro fácil a la primera reunión.



Arriba, Marga peleándose con la canal de salida de la vía, abajo, Luis en la primera reunión (equipada y cómoda).



Arriba vemos el diedro de llegada a la primera reunión, abajo Marga saliendo de la reunión y haciendo el segundo largo. Visto desde la reu, es muy vertical y parece bastante duro, pero tres clavos ( en su sitio) y cantidad de agarres, nos convierten el largo en disfrutón. Antes de la segunda reu, hay un paso un poco más apretado, está protegido por un clavo.





Arriba Marga en el segundo largo, abajo Marga saliendo de la segunda reunión por la derecha, mucho ambiente y vertical, Loli y yo lo hicimos por la derecha, más fácil al principio, pero con paso tonto.




Unos metros por encima de la segunda reunión, vemos delante nuestro una plataforma (andando) que nos deja en un pequeño resalte, encima está la tercera reu.
Abajo vemos la tercera reu y a Luis saliendo hacia el definitivo largo de la vía (solo vimos un clavo), un Vº al comienzo con facilidad de proteger, según seguimos vemos que hay que afinar para proteger; hay que meter el brazo en las fisuras en equilibrio hasta llegar al clavo, la dificultad aumenta a partir de aquí, llegamos a dos fisuras de unos cuatro o cinco metros, la de la izquierda es 6a, la de la derecha V+, las dos estaban sucias, por lo que nos fuimos un poco más a la derecha, hay otra fisura (V+ con un  clavo) limpia y más fácil de proteger que nos deja en la cuarta reu.




Arriba Luis peleando cerca del primer clavo de este largo. A mi me gustó mucho, tiene movimientos atléticos y de equilibrio distintos al resto de la vía.
Abajo Luis entrando en la fisura de salida que nosotros escogimos, las otras dos (a su izquierda) estaban sucias.





 Aquí estamos los pequeños héroes y nuestras pequeñas aventuras,  que nos hacen grandes en nuestros pequeños mundos y nos hacen creer que somos importantes.  Las grandes gestas y odiseas no solo se gestaron en el mar, también nacieron en las montañas. Mencionamos  a Stevenson, amante del mar, consideramos que la piratería es propia de los océanos. En realidad, donde habitan los peores piratas es en tierra firme. En el mar son figuras románticas.Y es ese romanticismo lo que invade a este viejo montañero para emprender este camino. Nada hay más propio del romanticismo que la memoria. Y es con ella con la que jugamos a recorrer, una vez la edad nos ha vencido, la ruta que tantas veces atravesó por las paredes de los Alpes, Patagonia, el Himalaya o el Pirineo. No nos encontramos frente a un atleta de primer nivel, sino confrontando a un amante de la naturaleza consigo mismo. 
Somos más efímeros que el paisaje, aunque el camino siempre está en el interior del que lo anda. ¡Estás donde tienes que estar, sólamente respira! 
“El sentimiento por la Naturaleza es la más refinada expresión de la Civilización. El cuerpo se limpia y restaura con el aire sutil de las alturas, y el alma se limpia y restaura con el silencio de las cumbres” (Unamuno)




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